- Aitor,antes de que me fuera a Madagascar me dijiste una cosa...
- Ya da igual,Sara.
- No,no da igual.Dijiste que era una lástima que no me sintiera tan segura como tú,no sé,de todo lo que me querías.
- ¿Y qué?
- Que cómo podías estar tan seguro,cómo lo sabías.
- Porque soñaba contigo.
- ¿Sólo por eso?
- Sólo.
- Mira,cada noche que me dormía soñaba contigo,todas las mañanas me acordaba de los sueños.Yo no sé como sabe la gente que está enamorada,pero yo cada día soñaba con la misma persona ¿sabes?
- Yo también soñaba contigo.
- Pero si tú no sabes ni con quién sueñas,Sara.Yo creo que es una pena ¿sabes? Porque lo mío a tu lado es calderilla y cuando te sentía ahí atrás en el asiento de mi moto podría haber roto todos los índices de la felicidad.
- ¿Sigues soñando conmigo?
- Pues no lo sé,ya no me acuerdo ni de lo que soñé.
- Ya da igual,Sara.
- No,no da igual.Dijiste que era una lástima que no me sintiera tan segura como tú,no sé,de todo lo que me querías.
- ¿Y qué?
- Que cómo podías estar tan seguro,cómo lo sabías.
- Porque soñaba contigo.
- ¿Sólo por eso?
- Sólo.
- Mira,cada noche que me dormía soñaba contigo,todas las mañanas me acordaba de los sueños.Yo no sé como sabe la gente que está enamorada,pero yo cada día soñaba con la misma persona ¿sabes?
- Yo también soñaba contigo.
- Pero si tú no sabes ni con quién sueñas,Sara.Yo creo que es una pena ¿sabes? Porque lo mío a tu lado es calderilla y cuando te sentía ahí atrás en el asiento de mi moto podría haber roto todos los índices de la felicidad.
- ¿Sigues soñando conmigo?
- Pues no lo sé,ya no me acuerdo ni de lo que soñé.
No hay comentarios:
Publicar un comentario